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Quizás la portada de Killers pudo ser inspiración para Thriller, si atendemos a su atmosfera, incluso a su título, y que fuese lanzado a finales de ese año. Killers fue publicado el 2 de febrero 1.981 por Zomba Music.
Iron Maiden, británicos, principal estandarte del Heavy Metal mundial, se catapultaban hasta lo más alto, logrando abrir una senda nueva y llevando a cabo un segundo disco cargado de melodías bien acompasadas, con su sonido típico que crearía escuela. Steve Harris se muestra como total artífice de la composición salvo el tema que da título al álbum, firmado con Paul Dianno, cantante por entonces de la banda, aunque éste sería su último disco con los Maiden. Quizás infravalorado como vocalista, sin mencionar sus problemas adictivos y de personalidad, terminaría abandonando la banda. Este disco se encuentra para el que les escribe en una pauta a seguir en cuanto a capacidad de elaboración , técnica de composición, todo ello acompañado de un par de extraordinarios guitarristas que nadie por entonces conoce demasiado. Formarían uno de los tandems más aclamados de la historia de la guitarra : Adrian Smith y Dave Murray . Su simbiosis era una réplica constante, aportando un color a su música que hace que en nuestra mente nos parpadeen destellos de lo que sería Iron Maiden en directo con su disco Live after Death. Killers marca un antes y un después, captando la atención para todo oyente ajeno al estilo de esta banda, lo que sirve fácilmente para que nos enganche desde la primera escucha.

Nada más comenzar, una entrada de casi dos minutos: The Ides Of March, presdigitada por un redoble de batería interminable, y el dúo de guitarras, apoyados por Harris. La producción ha ganado enteros desde su primer disco. Se suceden los solos enlazando uno con otro guitarra, fulgurantes pero comedidos. Su fuerza de impacto afianza la melodía, cuando al terminar el tema enlaza con Wathchild. La entrada del bajo, apoteósico Steve Harris, despampanante. Adereza la melodía la voz ruda de Dianno, cuyo estilo vocal influiría definitivamente en sus sucesores. El mensaje de soledad, bien trabajado, augura nuevos conceptos en su música, que desde el principio estuvo ardonada con un gran logo y su famoso Eddie, mascota que aparecería en casi todas sus portadas.
Estamos escuchando a una banda entregada, llena de ilusiones, que acaba de grabar un disco con el productor de Deep Purple, del que pensaron nunca hubiese estado interesado en una banda nueva, y jamás hubiesen pensado conocer.
Murders in the Rue Morgue entra con otra retahíla de redobles a medios tiempos. La parada, de pronto, prosigue con un cambio de tiempo demencial en aquel entonces (nuestras viejas tirándose de los pelos ante tan macabra actitud). Hoy en día , todavía asitimos a tal demostración de claridad y frescor, sutileza y fuerza: Heavy Metal con compasión, algo distinto nos recorre el cuerpo. La simpleza destaca, bajo el rigor del metrónomo-Harris que no da tregua con el Fender Precision Bass. No en vano cuenta la historia de un tipo al que confunden con un asesino.
Another Life comienza nuevamente con esa batería diáfana, esos dúos de guitarras, y el bajo aplastante que se afianza en cada pulsación . La voz ahogada de Dianno altera la estructura natural del tema. Las armonías conseguidas por Smith y Murray, estructurando la canción con una manera de componer típica en Harris, marcando una amplitud en su desarrollo, se hacen hueco augurando cada parada. Todo con tal de llegar a la mitad de la canción, momento en el que se desata la banda en revoluciones. Persiste el machaque de Harris incombustible, y luego de pronto saben rehacer el acompañamiento para reencontrarse con Dianno, como si nada hubiese pasado. La epopeya de la máquina de metal hace presencia en el final del tema, como es habitual en ellos, muy bien resuelto.
Genghis Khan vuelve a sus bases de baterías con redobles, entrando en medios tiempos, que se suceden hasta encontrar el punto de partida. Gran lírica desarrollada por un un par de guitarras sinuosas, cabalgando a la batería Clive Burr, y un bajo que está en todas partes. Este tipo de desarrollo de estructuras le daría a Iron Maiden una facilidad extraordinaria para proseguir sus andanzas tras el éxito que supuso este disco. En discos posteriores encontraremos esa característica polivalente en su música, rápidamente indentificable.
Harris sigue demostrando su papel, y en Innocent Exile aplasta con su sonido al que ose hacerle frente. El Rock`n`Roll ha evolucionado, y Iron Maiden ha encontrado la fórmula. A estas alturas del disco nuestra mente se encuentra viajando a otros tiempos. De pronto parece como un tic-tac en tu cabeza, no siendo consciente de que de nuevo no puedes evitar mover las piernas y caer casi en un síncope. Murray y Smith vuelven a la carga, haciendo que se te erize cada pelo del cogote. Sus escalas se mezclan cual música celestial. No existe exceso de distorsión. El sonido goza de una definición envidiable hoy en día. Dianno lanza una voz en el final de la canción. Maestros.
Con Killers se vuelve a poner el liston muy alto. Esta canción nace de un solo simple de Harris, pero Smith y Murray se buscan la manera de complicarle la vida a Clive Burr a la batería, aunque no se les note nada. Se trata del segundo tema más largo del disco. Los cambios aportan frescura para un tema que es un himno. Tan soberana demostración de recursos es digna de disfrutar por todo aquel que tenga un apego a las cuerdas en general, ya que hoy en día siguen siendo una importante fuente de inspiración, influyendo hasta la saciedad a millones de oyentes de todo el mundo que de pronto giraban la cabeza para quitarse el sombrero ante la Dama de Hierro.
El siguiente corte, Prodigal Son, balada sosegada que irradia equilibrio, es el tema más largo del disco. La introducción de la canción enseña influencias de una gran cantidad de sonidos de los años 70. Muestran un candor especial. La voz aterciopelada de Dianno suena más serena. En pocos compases apremia la intención de subir revoluciones, aunque una vez más el maestro Haris llama al orden, incansable. El desarrollo progresivo que continúa supone entrar en una dimensión todavía más amplia y heterogénea, un nuevo peldaño. Una atmosfera de exactitud sin miedo a mostrar ningun complejo.
Purgatory es, quizás, la canción más movida de esta obra de arte. La facilidad de Harris para combinar técnica, sutileza y desenfado, más si cabe teniendo entre tus filas a tan extraordinarios guitarristas, hace que tanto tiempo después sigamos disfrutando con este tema. El Take Me Away, de un Dianno hilarante, es como un hasta luego que nunca llegó.
Twilight Zone, no fue incluida en alguna versión inicial, se trata de un tema quizás algo más rockero, aunque guarda las principales características de la banda. Muchos vemos influencias de Deep Purple, por algo les produjo la misma persona, está claro que les influyó en el resultado.
Para terminar el disco Drifter no deja a un lado el Rock`n`Roll. La máquina está bien engrasada. Los dedos de Murray , Smith y Harris omnipresente están en plena forma. Entre los tres comienzan. Los desarrollos sin complejos de una actitud musical que desborda ironía, acumula desparpajo, y les conducen a una expresividad musical sin límites. Los solos de la guitarra vuelven de nuevo, primero muy sosegados pero Harris arremete, cual sinfonía del rock, y nuevamente las guitarras hirientes terminan desbordando a Burr que reacciona a tiempo (siempre) , sin volverse loco, determinando el rumbo fijo de Iron Maiden: comedidos músicos de nivel, con un grado complejo de educación musical, con una polivalencia extrema, aunando varias culturas en una , la música sin más.