De hecho la primera canción ya marca la directriz radical de este álbum. Cuando el batería Brann Dailor acompaña, lo hace con todas las consecuencias. Su estilo , digno del mejor batería de jazz, es de una sofisticación total. Las guitarras tienen esa tonalidad supergorda, y los cambios se desarrollan otorgando a sus melodías ese aire medieval dentro de más moderno metal internacional. Lo apretado de su expresividad viene precisamente de esos desarrollos que consiguen aglutinar una voz gutural profunda con riffs de guitarra superpuestos, con gran sostenibilidad, cuyo apogeo desemboca en el caos total bajo control, de ahí que me decante por catalogarles como comerciales. Mastodon en este primer tema ya nos engancha para no poder evitar tenerles muy en cuenta de aquí en adelante.
El siguiente tema, I am Ahab, ya deja clara la temática de Mastodon, quienes sugieren una técnica de composición de estilo marcadamente clásico, pero con influencias de la música étnica, yo diría que incluso árabe, aunque no se quedan ahí. Lo sincopado de su estilo marca un nuevo movimiento del que no estaba familiarizado hasta el momento. Difíciles de describir, la voz te adentra en su universo particular. Las guitarras engullen a todo lo que se menea, el bajo les apoya y su batería somete a ulteriores lugares los ritmos y sucesiones de la banda, que se estremece con el clamor de su eco visceral.
Seabeast, tiene una de esas entradas de toda la vida, como una balada poderosa que te atenaza, un sutil solo de guitarra, y la voz poderosa que se torna delicada. El temperamento de Mastodon hace acto de presencia, el síncope a contratiempo, la batería maravillosa que se deleita en su devenir y contagia a todo ser viviente con su vertiginoso desarrollo. Esa melodía vocal les consagra como algo muy grande, va más allá del Metal en general. Mastodon en este tema denotan gran madurez en sus cambios, la voz gutural destaca pero no hace sombra a su contrapunto. Estamos inmersos en un estado cataléptico, nuestros pies no aciertan a seguir el ritmo de la batería a la primera, sus redobles aderezan a una guitarras impertérritas, que no aminoran la marcha y de pronto entra ese gran cambio, por lo que los tengo en tanta estima. Mastodon en este disco adquiere un aura incasdescente, el tema termina dando pie a la continuación.
Island es el primer tema complicado de veras, de esos que a los seguidores más acérrimos del metal sumergen en su propio mundo de engendros particulares, una bestia desatada. Aunque la parsimonia de la banda no acrecenta el grado de sofisticación de Mastodon. Tan solo un cambio hace que de nuevo entremos en un desarrollo de contratiempos, la guitarra que se queda sola, aunque apoyada de repente por el conjunto. La voz de Mastodon no perdona, se materializa sin pudor, hasta encontrar el final de la canción.
Con Iron Tusk de nuevos olemos ese tufillo de magnificencia. Siendo precursores de un estilo, siempre encontramos retazos del metal más puro que podamos soñar, sosteniendo los cambios de ritmo, aunando fiereza y pulcritud en la ejecución: clásicos riffs que se suceden y nos envuelven en su zozobra hasta embriagarnos.
Megalodon es otra de esas entradas lisérgicas, ese contoneo de un batería con grande dotes y maneras para llevar a buen puerto este proyecto, tras las acústicas. Las guitarras de Mastodon son fieras, su afilada progresion de Thrash Metal es precedida de un tono de Blues y Country que deja a todo el personal un poco a cuadros. Música poco convencional, pero cargada de tintes del mejor metal de los 80. Me vienen a la cabeza, tras el cambio, el Thrash más auténtico, Annihilator, Metallica, Anthrax, por mencionar algunos. Y luego en plan moderno, In Flames, Darkseed en sus comienzos, aunque sólo retazos de lo que consiguen en este disco, que a estas alturas se vuelve un poco cargante para el que no esté acostumbrado a escuchar este tipo de música.
Cuando entran las guitarras de Naked Burn parece que estamos escuchando a una banda clásica de toda la vida. Cuando de repente le sigue la voz, el tema se convierte en ese despliege de inmisericordia y soberanía auténticamente delimitadora de barreras vertiginosas. Estos desarrollos se convierten en demostración de su batería. De nuevo las guitarras hirientes , el bajo apoyando y la voz que no se corta en hacer coincidir su estilo proclive a los extremos guturales o limpios según le place. En estos momentos me acuerdo de mis ídolos Voïvod, con su Dimension Hatross, no sé por qué. El batería vuelve a alardear de técnica y sus congéneres se someten para contar con su beneplácito.
Aqua Dementia tiene una de esas entradas que ponen de manifiesto que se trata de una banda de Heavy Metal contemporáneo. A la primera escucha te pierdes un poco, casi no aciertas a entender cómo el batería es capaz de seguir a las guitarras, de pronto una vena suave de Black Metal ? en las voces, cohesionado en unas guitarras atronadoras a lo Craddle of Filth. Este tema se desarrolla en los límites del metal más sosegado de Mastodon , hasta llegar a cimas más altas, aunque conteniendo sus desarrollos en cambios contínuos, que terminan por mantener los medios tiempos presentes, encontrando un sinfín de sinergias y afinidades en todos los seguidores del Metal.
El mar queda presente en el siguiente corte apoteósico, que introduce poco a poco a esas guitarras tranquilas con gran virtuosismo, arpegios a medios tiempos y la batería infinita que vuelve a dejar petrificado nuestro ego, serpenteante en sus acometidas. No en vano, Hearts Alive es un temazo de 13,40 minutos, por lo que se convierte en el tema más largo del disco. Su inicio borda ese devenir del arpegio que de pronto es amordazado por las guitarras y la distorsión que no dejan títere con cabeza. En este tema las voces tardan casi tres minutos en aparecer, y no terminan de asumir el papel protagonista, que queda en manos de las guitarras y la batería. En cambio notamos nuevas incorporaciones como algunas acústicas de fondo que proporcionan una mayor dimensión a su música que ,cual epopeya lírica, se proclama universal en cada cambio que se produce en la melodía, sus recursos son ilimitados. Mastodon tiene su propia dimensión, un hoyo profundo del que salen cada vez con más fuerza para volver a desplomarse cuando les da la gana. De pronto un registro vocal nuevo, gótico reverberante, desarrolla la estructura en su propia sinfonía . Disco apto para mentes inquietas, que no va a dejar a nadie indiferente, que martillea con cada devenir, y termina por encantar nuestras más profundas convicciones, parpadeo incesante de nomenclatura indiferente. Hacia el minuto 7, las guitarras se hacen eco y se sostienen por una batería y unos charles incesantes, a más y más... Los contratiempos parecen imposibles, su desarrollo es inverosímil, pero ahí están titubeantes pero decididos. Cuando por fin el comienzo se traduce en un ritmo amortiguado, el batería parece que se retuerce por no parecer más martilleante que nunca. El ritmo se vuelve un poco más sosegado y termina por desaparecer progresivamente en un "fading away" repetitivo que se torna sintético hasta volar y hacer saltar todo por los aires.
Joseph Merrick es el último tema del álbum, no por ello menos desdeñable. Para terminar de proclamarse Reyes del Metal saben incorporar un nuevo elemento, una balada acústica con dosis de virtuosismo, casi jazz, dentro de su género. Los medios tiempos presentes en este tema nos invaden y nos hacen soñar como en una fábula genial, donde humanos y dioses se comportan por igual, donde la música manda sensaciones a golpe de púa y doble bombo. Lo medieval tiene su hueco, pero los tintes contemporáneos nos suplican que Mastodon es un animal de grandes dimensiones, con gran expresividad, subterfugio irascible con aires de tristeza, pero sentimiento al fin y al cabo de una manera de entender la vida, y por ende su propio universo. Pondremos el ejemplo de Opeth, a los que veo como gran influencia en esta última canción, que termina por decididamente hacerme volver a poner el álbum desde el principio, y volver a empezar.