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 Hola amigos, como ya he comentado anteriormente, en Europa se va a poner la temible restricción a las descargas llamadas ilegales, ya sea de películas, música o software.
El debate se centra en dos opciones contrapuestas: La de seguir con las descargas gratuitas, y la del control. Ambas cuentan con pesos pesados que las defienden con uñas y dientes.
Por un lado, Denis Olivennes, cinco años director de la cadena de tiendas FNAC, y actual ideólogo de la prohibición. Evidentemente Denis, no solo dice que hay que poner esas puertas en Francia sino que afirma con rotundidad que España puede y debe seguir el mismo camino que el país vecino. No podía ser de otro modo: Denis es un gran comunicador, y por ello ostenta actualmente el cargo de director de la prestigiosa publicación Le Nouvel Observateur. Hace bien poco, el presidente Sarkozy le encargó la redacción de esa polémica ley restrictiva que ya ha sido votada y aprobada en el parlamento de nuestro vecino país.
La ley francesa se puede resumir en pocas palabras: Un comité de jueces recibe una petición de una sociedad de autores o de un autor que denuncia que tal IP ha sido usada en un acto de piratería. Acto seguido, ese comité informa al infractor que debe cesar en su actividad. Si el infractor continúa en su actitud, se le corta el acceso a Internet por tres semanas, tres meses, un año o el tiempo que ese comité de jueces considere oportuno. En ningún momento se le facilitan datos del infractor al denunciante, ya que las leyes francesas son muy celosas a la hora de preservar la intimidad de las personas. Aunque parezca una ley muy protectora, no olvidemos que actualmente privar de acceso a Internet a una familia es algo MUY serio, pues es similar a privar a alguien de libertad, ya que se le cierra el acceso a la información en la red de redes.
Actualmente Denis es un hombre muy solicitado: Ha impartido un ciclo de conferencias en España, auspiciado por las sociedades de derechos de autor, las cuales no desperdician ocasión alguna de presionar firmemente a nuestro gobierno para que tome las decisiones que dichas sociedades consideran oportunas y necesarias.
El discurso de Denis es claro: Hay que acabar con la cultura de la gratuidad, ya que la gratuidad es la peor enemiga de la cultura. Evidentemente, su argumentación es seria y digna de ser escuchada.
Por otro lado Denis afirma que aunque esa gratuidad de descargas no perjudique a los grandes artistas que llenan estadios con un público dispuesto a pagar 100€ por entrada, dice que la gratuidad pone en peligro a los artistas noveles ya que las descargas gratuitas desincentivan a las discográficas que no van a invertir un céntimo en un desconocido, por miedo a no recuperar su inversión.
Finalmente, aunque Denis reconoce que los productos disponibles en el mercado, es decir, Cds, y DVDs, siguen siendo muy caros, él afirma que, aunque bajen: Lo gratuito siempre gana a lo barato. Así que reducir precios es algo necesario aunque eso no implica que se vayan a vender más. Denis evidentemente defiende el canon ya que permite cobrar indirectamente por la copia privada que cada uno se hace en un iPod, o cualquier otro medio de reproducción. En resumen: Si compras un disco legalmente y te lo pasas a un dispositivo móvil con mp3, es normal que pagues el canon, y si descargas algo sujeto a copyright, estás en situación ilegal.
Ante esa clara actitud restrictiva hay personas de mucho peso que defienden lo contrario, por suerte. Magnus Eriksson es uno de ellos. Este joven nórdico es nada más y nada menos que el cofundador de The Pirate Bay que es el nodo más importante del mundo en Bittorrent. Magnus defiende a toda costa los sistemas P2P, ya que según él, lo que menos importa es el dato en si, lo que realmente importa, según Magnus, es el metadato. O dicho de otro modo, lo que menos importa en Internet es que alguien descargue una canción o un CD en concreto: Lo que realmente importa, es que esa canción o CD está asociada en Internet a un montón de información (por ejemplo fechas y lugares de futuros conciertos) que ayuda al autor a propagar su personalidad junto a sus creaciones. Magnus evidentemente, pone el acento sobre el importante valor añadido que ofrece Internet al creador de obras de arte, y según él ese valor añadido sobrepasa con creces el valor de un producto concreto como puede ser un CD o un DVD. Tal como él mismo dice: El problema real es que La Industria “quiere controlar toda la creatividad y convertirla en beneficios; por eso la reducen a un producto final reproducible. Todo lo que se aleje de esto es visto como secundario".
Magnus parece centrar su mensaje en la revolución mediática que aporta el famoso Metadato: "La economía de la era de la información no está en vender información digital, ofrecer acceso a archivos o en el copyright, sino en los enlaces entre eventos, experiencias y lo simbólico". Con ello desvinculamos el puro mercantilismo de un producto acabado creando así "una convivencia entre el archivo y el evento, la canción y el concierto".
No le sobran razones a Magnus, aunque creo que una de peso no ha sido citada por él: En mi opinión, vivimos sumidos en el mercado del Succedaneo. Un CD es un sucedáneo de una actuación, del mismo modo que un DVD de un evento tiene poco que ver con ese mismo evento vivido en directo.
Muchos artistas se nos atragantan en un CD pero en el directo son capaces de crear un ambiente de espectáculo de una tremenda dignidad y profesionalidad. Si citamos el deporte rey en España, diré que personalmente no estoy en absoluto interesado por el fútbol, pero entiendo perfectamente que para un aficionado, tiene mil veces más valor un encuentro vivido en directo que una retransmisión televisiva, y pasa lo mismo entre un concierto enlatado dentro de un DVD y un directo.
Creo que aunque todos tenemos acceso a una casi infinita información vía Internet, gracias a la tecnología podemos, por ejemplo, acceder a visualizar gratuitamente los cuadros de Van Gogh. Quienes hemos podido verlos en directo en un museo, sabemos que la pantalla del PC no tiene mucho que ver con la realidad. Así que del mismo modo que en TV se accede gratuitamente a un cuadro, a un partido, a un concierto o una ópera, debería de primar la gratuidad de la información que difunde Internet por tratarse de un subproducto de la realidad. Como ya hemos dicho aquí hasta la saciedad, los músicos tienen no solo el derecho, sino el deber de trabajar el directo y de ofrecer ese espectáculo que la gente demanda en forma de conciertos.
Desde el principio de los tiempos, hasta hace muy pocos años, siempre que los seres humanos hemos querido gozar de la música, hemos tenido que ir a oírla en directo. Hace bastante menos de 100 años que se inventó el enlatado, de música y bienvenido sea, pero que no pretendan vivir algunos de un producto conservero descafeinado como si la única finalidad de la música fuera la de ser metida en una lata digital para luego pasar a la venta en una estantería, como se hace con un bote de garbanzos pre-cocidos.
Jamás desde aquí abogaremos por la gratuidad de los conciertos, pero sí por la gratuidad de la distribución de esos sucedáneos que las discográficas pretenden seguir cobrándonos como si fuera oro en barras. |
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