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Escrito por Freebird
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Miércoles, 04 de Noviembre de 2009 16:46 |
Llega un momento en la vida de todo músico en el que, a la fuerza, éste se plantea la forma de plasmar sus creaciones de forma fácil, completa y sobre todo económica. La tecnología de hoy en día hace posible que cualquier persona bien asesorada y con un mínimo de recursos sea capaz de, gracias a la informática, ir desarrollando un pequeño estudio casero en el que poder grabar música con un nivel de calidad más que aceptable. La masificación de artistas presentes en la red (nuestro terreno de batalla) hace imprescindible que todo artista / grupo que tenga alguna pretensión musical deba crear y mantener una o varias páginas dedicadas a su actividad (Myspace, blogs, Facebook, etc.) para “existir”. La inmensa oferta musical que nos rodea y se nos ofrece todos los días puede llegar a ser descorazonadora para quien no tenga el medio y/o el conocimiento para poder competir online y captar la atención del oyente para darse a conocer. Para poder destacar en toda red social que se precie, a nivel musical, es necesario contar con archivos sonoros (mp3, por ejemplo) que poder “colgar”, junto con cualquier tipo de material multimedia.
A la hora de plasmar en soporte sonoro una canción por primera vez, todo músico se enfrentará a sus demonios, a sus tecno-fobias y a una completa revisión de su obra (lo que llamamos producción) a todos los niveles de cara a ofrecer al internauta un producto de fácil asimilación, con una buena calidad de sonido y que denote un buen trabajo tras los controles. Estoy seguro de que muchos de los guitarristas que cada día escriben en nuestros foros están inmersos, han estado, o van a estarlo próximamente, en la grabación de una demo (“maqueta”) con su grupo o en solitario, de cara a tener algo de material para promoción, redes sociales, conseguir conciertos, etc. Conseguir el dinero, la experiencia, la coordinación y el tiempo necesarios para obtener una grabación en condiciones no es fácil, y si a ello le sumamos el hecho de que la mayoría de las veces dicha grabación será escuchada durante muy pocos segundos (“para hacerse una idea de a qué suena tal o tal grupo”), no nos cuesta entender porqué la mayoría de proyectos musicales se estrellan en la barrera de la esterilidad productiva, ansiosos por generar música audible en soporte digital, especialmente las formaciones compuestas por gente más joven.
Sin embargo, cada día más y más gente consigue facturar grabaciones de calidad en su hogar, con apenas una guitarra y un puñado de material informático. Cada vez son más las soluciones que los fabricantes de esta industria ponen a nuestro alcance para globalizar la forma de trabajar, son conscientes de la progresiva e inexorable desaparición de las discográficas como intermediarias en la distribución musical, de que cada vez el músico adquiere mayor protagonismo gracias a sus propias grabaciones, ya que éste es ahora capaz de distribuir y vender en la red sin demasiado apoyo logístico. En definitiva: con echarle un poco de ganas al asunto, es posible grabar tu propio disco en casa y hacerlo llegar, vía Internet, hasta los confines del ciberespacio, con mayor o menor acierto. Hay que intentarlo, ya no hay excusa. Sigue leyendo.
La aventura de la grabación casera pasa por varias fases, y la primera de ellas es el estudio preliminar de las opciones disponibles en el mercado. Dependiendo del estilo musical que un artista aborde, habrá que contemplar diversas opciones, pero si hablamos de home-studio, estamos englobando todos los recursos que no necesitan de la intervención de terceras personas ni de lugares externos que estén involucrados en el proceso de la grabación. Es lo que tiene el home-studio, que es algo casero, entrañable, que lo vamos construyendo paso a paso, y que a la postre será totalmente autosuficiente. ¿Qué tipo de estudio casero nos conviene?.
Si, es posible construir una “pecera”, una habitáculo insonorizado en nuestra casa / garaje, con vistas a grabar amplificadores a plena potencia o a montar una batería acústica y sonorizarla, pero vamos a imaginar que somos pobres, no tenemos garaje ni medios para insonorizar ningún habitáculo de nuestro domicilio, vamos a imaginar que lo nuestro es lo casero-casero, el caso de la mayoría de nosotros y del que suscribe, evidentemente. Centrados en este supuesto, vamos a tener que sonorizar instrumentos y voces a través de previos y entradas de línea que deberán “entrar” en nuestro PC. Para ello deberemos adquirir una tarjeta de sonido, primera pieza y eje fundamental sobre el que girará nuestro estudio. Dependiendo de la calidad de procesado que este componente de hardware sea capaz de desarrollar, nuestras grabaciones se verán resentidas o beneficiadas, según el caso. Una tarjeta de sonido puede ser externa o interna, trabajar por USB o por Firewire y tener varios tipos de entradas y salidas. No hay una forma fácil de escoger una tarjeta de sonido, pero tendremos que tener en cuenta la calidad de los previos, la latencia o retardo (importantísimo) con la que trabajan, las conexiones que aceptan y el precio. Es acertado escoger una tarjeta que pueda conectarse por Firewire y alimentarse externamente, por velocidad y para no juntar el transporte de datos y de energía hacia el dispositivo por el mismo cable. Una tarjeta de sonido externa (Edirol, Mackie, Presonus...) tiene la ventaja de facilitar las conexiones/desconexiones de micros, guitarras, y es más fácil de trasladar hacia otro equipo, sin mencionar que tendrá más opciones de conexión (imprescindible MIDI) y de salida.
Aquí es por donde, por lógica, nos topamos con el segundo elemento de nuestro estudio. Si queremos escuchar con cierta fidelidad nuestro trabajo, tendremos que adquirir un buen par de altavoces de estudio (monitores), de respuesta plana (KRK, Yamaha, Mackie, JBL, Fostex, etc.). Los hay de varios tipos: activos, pasivos, más o menos potentes, caros y grandes. Un buen par de monitores activos de 15W son más que suficientes para sonorizar cualquier mezcla a un buen volumen y de forma fiable en nuestra habitación.
Para las sesiones nocturnas de mezclas y para grabar voces, será obligatorio el uso de un par de auriculares envolventes
(studio monitor headphones: Sony, Fostex, AKG, etc.). Éstos irán conectados a la toma de cascos de nuestra tarjeta de sonido y tras apagar los altavoces y subir el volumen de dicha toma desde la propia tarjeta de sonido, podremos empaparnos de nuestra música a pleno volumen. Cuanto más envolventes y cómodos sean los auriculares, mejor grabaremos nuestras voces y menos doloridas sentiremos las orejas tras haber pasado una noche en blanco mezclando. La elección de unos buenos auriculares del tipo “studio monitor” es muy importante, puesto que éstos serán nuestros compañeros de fatigas a lo largo de cientos y cientos de horas. Una vez aclarado el tema del flujo de sonido (entra por la tarjeta, sale por los altavoces), vamos a empezar a definir un poco el asunto, instrumento por instrumento.
Tal y como imagináis, las voces se grabarán vía micrófono. Quisiera insistir en la adquisición de un pié de micrófono, regulable en altura e inclinación, el pié de micro profesional de toda la vida, puesto que os sentiréis más cómodos grabando voces de pié que sentados. Para una correcta grabación vocal será decisivo el tipo de micrófono que vayamos a usar. El micrófono dinámico no se recomienda más que para el directo y el de condensador puede dar buen resultado pero es el micrófono de membrana grande (CAD, AKG, Sennheiser, Neumann, The T-Bone, Behringer, etc.) el que se lleva el número ganador a la hora de funcionar en un estudio. El mayor rango de recepción y la especial sensibilidad de estos micrófonos, generalmente concebidos para su uso en estudio, nos obliga a usar un filtro “pop-up killer” que evitará salpicaduras de saliva y flujos de aire excesivos provenientes de la respiración del cantante. De cara a obtener los mejores resultados grabando voces, es fundamental reducir al mínimo el eco natural de la estancia en la que vamos a grabar. Si nuestra habitación o sótano tiene las paredes demasiado desnudas o tras la primera prueba notamos que la voz suena como modulada dentro de una cueva, tendremos que acolchar suelo y paredes lo mejor que podamos (alfombra, mantas, abrir armarios, etc.).
Para las guitarras y el bajo, así como los teclados y demás instrumentos eléctricos, podremos usar las conexiones universales de nuestra tarjeta de sonido o hacernos con un dispositivo específico de hardware (previo/interface) destinado a captar la señal de nuestro instrumento (por ejemplo un Toneport, POD, Axe-FX...). Las conexiones universales situadas en el frontal de la mayoría de tarjetas de sonido aceptan conexión TRS de ¼” (Jack de guitarra) y por supuesto la conexión XLR de micrófono universal. Como dije antes, la tarjeta de sonido es el centro de nuestro universo de grabación, el núcleo del que fluyen todas las comunicaciones, el centro del esquema sonoro del estudio y en este sentido, un previo de calidad integrado en dicha tarjeta servirá de maravilla para captar la señal de nuestro instrumento. Cualquier previo de guitarra tiene una toma de Jack a través de la cual la señal de nuestro instrumento penetra en las tripas digitales de nuestro sistema y acaba convertida en riff o solo de guitarra. Generalmente la impedancia de dichos dispositivos permite conectar bajos y teclados sin problema, por lo que ya estamos sonorizando casi todo el grupo.
Tenemos ya una tarjeta de sonido, un micrófono, un par de altavoces y podemos, si queremos, hacernos con un Toneport ó similar. Si queremos hacernos cargo de todos los instrumentos deberemos adquirir un bajo. Por muy barato que sea, si afina correctamente, nos servirá, ya que posteriormente podremos procesar la señal de dicho instrumento hasta metamorfosearlo en virtualmente cualquier bajo. Otra opción a la hora de añadir frecuencias graves es dispararlas a través de un teclado, vía MIDI. De cara a utilizar un teclado, es imprescindible utilizar un instrumento compatible con MIDI, capaz de conectarse a la tarjeta de sonido usando un conector MIDI. Con un buen puñado de samples (muestras), podremos además usar el teclado para añadir pistas de piano, sintetizador, vientos, etc. Con un mínimo presupuesto, podemos hacernos con un teclado maestro multiusos y luego ir adquiriendo el software necesario para ampliar nuestra biblioteca sónica. Un teclado maestro es, básicamente, una base con teclas y algunos controles, que se conecta vía MIDI a nuestro secuenciador (ya veremos más adelante qué es esto) para, gracias a nuestras pulsaciones sobre las teclas, crear una pista MIDI asignable a cualquier instrumento virtual o a un generador de sonidos (módulo) de batería virtual como Addictive Drums o EZDrummer.
A la hora de pensar en cómo resolver la cuestión de la percusión para nuestra maqueta, dentro del reducido espacio de una habitación y puesto que previamente habíamos desechado la posibilidad de sonorizar una batería acústica, vamos a ceñirnos al MIDI. Bueno, muchos ya estaréis pensando que el MIDI suena a castaña y a robot, “artificial”. Los sintetizadores de batería que antes he mencionado trabajan con muestras de audio reales grabadas en las mejores condiciones posibles y por profesionales armados con los mejores instrumentos del mercado, ¿por qué no darle una oportunidad al MIDI? Es más que probable que, con un poco de práctica, consigamos que suene “real”, y siempre tendremos una calidad óptima de sonido que hará que la demo gane presencia y no “suene a lata”. Porque esa es otra: no hay nada más difícil de sonorizar que una batería acústica. Aprovecha las ventajas tecnológicas que te ha tocado vivir en el siglo XXI, corrige cada error, cada golpe, edita, cambia el tempo, y lo mejor de todo, si no tienes un batería a mano no te preocupes, escoge entre docenas de redobles y cientos de ritmos para crear la secuencia de patrones rítmicos que mejor se adapte a cada canción. Estos sintetizadores de batería vienen provistos de un mezclador que permite escoger la panoramización de cada micrófono virtual instalado en el kit de batería (también virtual, del que además podremos escoger los componentes uno a uno), así como su volumen. Los micrófonos aéreos y de estancia (“room”) te permitirán definir de forma crítica un sonido global para la percusión, que podrá ser muy seco ó lleno de reverb y matices.
Con un poco de práctica y una cierta dosis de habilidad será posible generar pistas de batería totalmente reales. Pero una solución de compromiso entre ambos mundos (músico humano vs. batería sintetizada) pasa por adquirir una batería electrónica. Esta suele ser la mejor opción para los grupos en los que hay un batería: es la ocasión para aprovechar su talento y su toque “humano” a la hora de crear tu pista de percusión. Vía MIDI, una batería electrónica (Roland, Yamaha...) conectada a la tarjeta de sonido imprimirá la personalidad del percusionista, con sus errores (o no...), para dar a tus creaciones el auténtico feeling de que es un ser humano el encargado de machacar los parches. Gracias al módulo sintetizador (Plug-in Ezdrummer ó similar) de batería, te aprovecharás de los mejores samples de audio real para que, además de “real y humana”, tu batería tenga una calidad realmente profesional. Evidentemente, esto requiere una inversión extra (unos cientos de euros para una batería electrónica decente) pero es mi deber informarte de que existe una alternativa al estudio de grabación tradicional para que el batería de un grupo de Rock cumpla sus funciones de forma plena en el marco de una grabación de ámbito “casero” y que además los resultados pueden ser espectaculares.
Hemos visto hasta el momento que para empezar a configurar un home-studio, necesitamos lo siguiente:
- 1 tarjeta de sonido externa - 1 micrófono + pié de micrófono + filtro pop-up - 1 juego de altavoces estéreo - 1 auriculares envolventes - 1 batería electrónica (no es obligatorio) - 1 sintetizador de batería (plug-in) - 1 previo para instrumentos (no es obligatorio) - 1 bajo y un teclado (no son obligatorios)
También hemos aclarado por encima la forma de grabar cada instrumento. En la siguiente entrega analizaremos la parte informática de la grabación, y veremos qué más nos hace falta a nivel de software:
- secuenciador - plug-ins - software de grabación de CD's - software de edición de onda sonora / masterización - conversor de archivos
Me despido de momento con una última recomendación: de cara a almacenar todos los gigas de información, todas las pistas de tus proyectos (canciones), la mejor opción pasa por adquirir un disco duro externo conectado vía USB a tu equipo. De esta manera, tus datos quedarán mejor protegidos y su recuperación no quedará sujeta a la estabilidad de un sistema operativo. Mantén el disco desconectado de su fuente de alimentación fuera de las sesiones de grabación y si te es posible, haz una copia de seguridad cada cierto tiempo de todo el contenido del disco en otra unidad de almacenamiento.
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Última actualización el Sábado, 07 de Noviembre de 2009 12:19 |
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