Hola amigos,
la casualidad ha hecho caer en mis manos esta guitarra Clasica fabricada por Yamaha, y sinceramente debo reconocer que me ha sorprendido muy gratamente. Los valencianos no somos precisamente fáciles de sorprender, ya que estamos más que acostumbrados a ver guitarras clásicas, pues en nuestra tierra han estado y siguen estando las mayores fábricas españolas de estos instrumentos. Uno no deja de ser escéptico cuando han pasado muchas de estas por sus manos, y le proponen probar una guitarra de diseño y manufactura japonesa aunque fabricada en China. Aún así, me he quedado muy gratamente sorprendido por su calidad, sonido y acabado. La calidad de Yamaha no es realmente algo nuevo aquí, ya que precisamente en tierras valencianas (donde las bandas de música abundan como setas en otoño), Yamaha ostenta una de las mayores presencias en dichas entidades, pues “viste” a la mayoría de esas bandas tanto en viento como percusión, madera, metales y actualmente cuerdas. No era pues una gran sorpresa el ver desembarcar estos modelos clásicos de guitarras Yamaha a la que vamos a analizar en esta pequeña evaluación.
No hay prácticamente ningún campo musical donde no se encuentre representada esta marca con total y absoluta dignidad, y sus guitarras eléctricas y acústicas son ya un clásico para todos nosotros, así que ¿Porque no iba a estar Yamaha en el campo de la Guitarra Clásica? Ciertamente no hay razón alguna para su ausencia en este puntual mercado, y como ya estamos acostumbrados en Yamaha, el desembarco viene de la mano de unos instrumentos que merece la pena analizar con calma, ya que no solo sorprenden por sus acabados y sonidos, sino por unos precios realmente demoledores.
Bien empecemos pues: Nada más desembalar el instrumento y afinarlo, uno ya percibe de entrada los cuidadosos ajustes de fábrica, pues sin retoque alguno por manos de Luthier, y sin más herramientas que un afinador, se puede empezar a tocar. Además de ese aspecto nada desdeñable, otros detalles la hacen particularmente atractiva, y son varios:
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La cejuela está perfectamente tallada a la profundidad exacta:
El puente de hueso y palosanto viene perfectamente ajustado, ligeramente inclinado para una octavación perfecta, os clavijeros de alta calidad y de buena factura tienen incluso el detalle de un acabado sedoso veteado que le dan un toque de instrumento de gama alta y finalmente el buen olor a madera maciza, labrada con mucho esmero, nos demuestra que no estamos ante un juguete, sino un instrumento diseñado para tocar y durar.
Este modelo ostenta la etiqueta de todo macizo, y así mismo es: Tanto la tapa de abeto alemán ligeramente tintado en color miel, como los aros y fondos de palosanto índico son totalmente macizos. A eso debemos unir un moderno mástil hecho de tres piezas verticales que aumentan su estabilidad y solidez, además de la clásica construcción en Tacón Español (como mandan los cánones).
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Se agradece que los detalles ornamentales siempre presentes en estos modelos acústicos esten presentes pero sean discretos. No es de recibo que una guitarra no tenga ni un solo elemento ornamental, pero tampoco es de recibo que ciertas marcas caigan en el barroquismo, sobrecargando sus instrumentos y encareciéndolos sin aportar nada a sus cualidades tímbricas. En este modelo, Yamaha parece haber encontrado un buen equilibrio: La guitarra es hermosa, bonita, seria y de buena factura, pero el dinero se ha invertido en madera y en todos los elementos que hace que el instrumento suene. El resto, está ahí, pero a un nivel totalmente razonable y discreto.
Tanto la afinación como la octavación son perfectas, el acceso a los trastes altos es el propio de una guitarra Española. El fondo se ha construido con el clásico ligero abombado que llevan las guitarras de calidad y que mejora la proyección tímbrica del instrumento. Las dos piezas que lo conforman están separadas por una fina y delicada veta decorada y los bordes de dicho fondo se unen firmemente a los aros con unos discretos adornos que embellecen el conjunto.
La tapa totalmente plana (como mandan los cánones) es lo suficientemente fina para proyectar muy bien unos graves potentes y gruesos aunque bien definidos, unos medios muy equilibrados, y unos agudos dulces y cantarines, sin por ello ser demasiado endeble para comprometer la solidez del conjunto que sigue siendo ligero como en todas las guitarras de concierto. El diapasón de ébano lleva unos trastes perfectamente ajustados y pulidos en sus cantos, cosa que se agradece en guitarras de gama alta.
No soy experto en clásicas, pero sé lo suficiente como para constatar que en todos los actuales modelos de concierto, se usa exactamente esta combinación de maderas y este estilo de construcción por su probada eficacia durante décadas. Así que nos encontramos ante una magnífica guitarra que viene a competir en precio y calidad con otras marcas ya asentadas en ese mercado. Yamaha tiene en ese campo varias ventajas: Tanto su "Know-How" como constructor, al tiempo que su implantación ya consolidada en el mercado mundial, le permite ofrecer este tipo de instrumento a un precio que resulta extramadamente competitivo y perfectamente adaptado al estado actual de un mercado en crisis: Vender esta guitarra de concierto, realizada con maderas de alta calidad, totalmente maciza y con esos acabados por poco más de 600€ es todo un reto que está al alcance de muy pocos constructores.
Solo me queda expresar mis más sinceras felicitaciones a Yamaha por haber conseguido poner en el mercado una guitarra que ya está dando mucho que hablar por su calidad de fabricación, su sonido y como no, su precio sin competencia. Creo que pasará seguramente a ser la compañera ideal de todo guitarrista necesitado de un instrumento serio a un precio asequible.
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Fotos y artículo realizados por Helio Yago.
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