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Tenemos un disco espeso para escuchar. Uno de ésos que cuando lo haces por primera vez, y ni siquiera tratas de acordarte que lo has puesto, te suena peculiar, casi familiar, pero con un toque estrambótico y desenfadado.
Them Crooked Vultures se presentan al universo musical internacional como una superbanda más, aunque no puede pensarse que se trata de un simple supergrupo si atendemos a que su esencia se conforma con la sumatoria de la mezcla, impresionantemente premeditada, de Dave Grohl, Josh Homme y John Paul Jones.
Y es que si trato de analizar este disco para quedarme con lo bueno o con lo malo me siento mal por no saber qué hacer en un primer momento. Cuando el disco comienza me doy cuenta en breve que estas trece canciones contienen un montón de fórmulas muy conocidas pero con algunos ingredientes algo extravagantes , cada uno por separado, que le confieren un aura de rock enérgico, contumaz, casi histriónico, pero que deja hueco para poner la semilla de la influencia de cada uno de sus componentes.
La banda ya la está liando hace meses por todo el mundo en una gira que todavía no sabemos si los traerá a España. No cabe duda que el hecho de poner tanto nombre junto de superestrella le facilita la tarea para tener una capacidad extraornidaria de impacto en el panorama de manera inmediata, aunque no hay que desmerecer su intención de crear un producto novedoso, a pesar de que resulte complicado hoy en día hacer rock de toda la vida y ser original. Yo abogo por ellos porque han tratado de concebir un disco de canciones y no de improvisaciones, se distingue una buena elaboración y tratan de no conformarse con ser un disco más de música comercial para intentar rizar el rizo con cada toque psicodélico e hilarante en cada una de sus canciones.

No puedo destacar en un par de escuchas ninguno de los temas que componen el disco aunque hay algunas que a la segunda vez ya me suenan y me aportan cierta chispa para seguir escuchándoles.
Mi sincera opinión de este tipo de bandas es que la imagen es quizás hoy en día más importante de lo que lo ha sido nunca. El Artwork del álbum , con predominio del rojo y negro y unos buitres caracterizando a cada uno de los músicos está superconseguido . El nombre de la banda no cabe duda que devora cada posibilidad de confraternizarse con el mundo, así como las letras ácidas y oscuras de Homme proponen una forma de arremeter contra el sistema y la sociedad presente y futura , podrida y corrupta , aunque no lo hagan de forma expresa.
Hay verdaderos megatemas, como Elephants, con una duración de casi siete minutos, lo que nos da una idea de que la banda no se ha parado a concebir un álbum fácil de digerir por el público, y sólo el oyente realmente interesado podrá poner un principio y un final a este disco, y no ceñirse a dar una opinión sin haberlo escuchado en su totalidad ( cosa que por otra parte es bastante usual en los tiempos que corren ).
Otro punto picante de la banda es su capacidad de conseguir atmósferas de décadas doradas como los setenta , sonando a los mismísimos Cream, o a bandas como Led Zeppelin ( por algo tiene a su bajista). El tema Scumbag Blues es el primero que me cala hondo con cada toque de Hammond, con esa voz aterciopelada de Homme. A lo largo de los más de cuatro minutos que dura nos atenazan , sin saber si hablan en serio o no , si su dibujo musical es una pesadumbre constante o hay hueco para dosis geniales de optimismo y quejidos de alucinante iluminación  que nos terminan por trasladar a un universo musical distinto pero parecido, donde la música es más un sentimiento que una forma de vida, donde la forma de pensar no te condiciona sino que te permite realizarte y plasmar tu vida en canciones.
Es difícil hablar de este disco parándose en lo concreto y lo particular, cuando ellos han sabido regocijarse en lo general y no han predispuesto una manera de crear musicalmente. Al contrario, han sabido dejarse llevar por auras de tremenda pureza, sintomática de profunda concentración, con una gama de colores apagados aunque no neceriamente la melancolía sea uno de sus ingredientes. Más bien me decanto porque la locura y el desvarío , la oportunidad de agarrarte por los cojones y no soltarte , la dosis de adrenalina , alucinación y perturbada tranquilidad, en un escenario lleno de paranoicos y profetas del siglo XXI, a los que abofetean en cada corte , cada giro, cada epopeya de elucubraciones, les sirva para que con la más tecnocrática de las parsimonias nos abrumen para que les asimilemos si nos apetece. Solamente si tenemos el apetito suficiente.