Erase una vez un artesano de Muro de Alcoi que vivía muy feliz con su familia a la que adoraba. Xavier tenía un buen trabajo, pues era uno de los mejores empleados de su empresa: Llevaba ya 30 años ejerciendo su profesión en el área de trabajos a medida de la empresa Alhambra S.L. Ese área es la que los anglosajones llaman: La Custom-Shop. Profesionalmente Xavier había alcanzado la plenitud y la satisfacción que todo artesano siente cuando ve valorado su trabajo.
Tuve el placer de hablar y conocer a Xavier en varios de los viajes que he hecho a la factoría de Alhambra S.L. sita en Muro de Alcoi, y tanto el gerente como el jefe de ventas y el de fábrica me relataron la historia de Xavier, de la enfermedad que le apartó un tiempo de su trabajo, y de su tesón trabajando. Al parecer, tras terminar esa obra de arte, la situación de salud mejoró, y ahora Xavier vive de nuevo para su familia y su trabajo. En el rostro de Xavier, se muestra la tremenda satisfacción de un hombre que ha conseguido gracias a sus manos, sobrellevar la desgracia hasta convertir su sufrimiento en una obra de arte. Esta es pues la historia de un requinto (pequeña guitarra afinada en LA) realizado con las mejores maderas posibles y las mejores manos para trabajarlo. Los materiales empleados son los mejores posibles: Tapa de abeto alemán, aros fondo y cuerpo de Palosanto de Brasil macizo (esa madera no tiene precio hoy en día), diapasón de ébano, y marquetería en los aros superiores, inferiores, tapa trasera, puente y pala: En resumen, incrustaciones de maderas nobles tintadas a mano, sobre maderas nobles. Un requinto que además de tener un extraordinario valor sentimental para su dueño y autor, no tiene precio de mercado, porque casi nadie puede permitirse el lujo de encargar semejante maravilla... Hace ya meses que le prometí a Xavier publicar un pequeño reportaje dedicado a su Requinto, pero los foros no me parecían el lugar adecuado para ello. Por eso he esperado a tener el portal funcionando, para ubicarlo aquí y contar su historia. Evidentemente ni conozco todos los pormenores de los sufrimientos de Xavier, ni los quiero conocer por respeto a su intimidad, y aunque los supiera tampoco los iba a relatar. Simplemente he comentado que esta obra de arte tiene su historia, y que desgraciadamente, como en casi todas las creaciones de alto nivel, es el fruto de un terrible sufrimiento. Aunque sé muy bien que este no es precisamente el instrumento favorito de la mayoría de los lectores de esta página, espero que tal como ocurre con las obras bien hechas, la mayoría de los lectores sabrán apreciar una labor de artesanía tan valiosa como la que aquí queda expuesta. Le debía este artículo a Xavier que tan amablemente se ofreció a traer su requinto para que yo lo tuviera en mis manos y a posar con él, además de enseñarme los planos y explicarme todos los detalles de su construcción. Un fuerte abrazo a Xavier y a todos sus compañeros, deseándole que todas las creaciones que día a día van saliendo de sus manos sean fruto de su felicidad y nunca más de su desgracia. |